Muy a riesgo de ser quemado en la hoguera me propongo opinar sobre un tema que siempre está presente en cualquier debate sobre nuestro querido handball y que una y otra vez se pone sobre la mesa, muchas veces sin llegar a conclusiones muy acabadas o sin terminar con una solución. El arbitraje, esa pasión de algunos y centro de críticas de muchos otros.
Comenzaré diciendo, porque me parece lo más justo, que de un tiempo a esta parte el espectador, el jugador y a veces el entrenador ya no quiere justicia, no se habla de justicia si no de «NO ME PERJUDIQUEN», no importa la sanción siempre y cuando no perjudique a mis intereses personales. Y un poco más allá en la escala zoológica están los que quieren «INJUSTICIA A MI FAVOR», son los que celebran un penal a favor aunque no haya sido, o los que cuando les dan un gol que no es se hacen los distraídos «uy no lo vi» «para eso hay un árbitro», y a los que me tildan de romántico incorregible les recuerdo que el SEÑOR Cachito Vigil fue a decirle a un árbitro en pleno mundial que le habían dado un gol que no era, en la buena y en la lona siempre hay que ser buena persona.
Teniendo en cuenta esta atmósfera que rodea a todo el mundo arbitral, y sabiendo que el virus de ganar está implantado ya desde la categoría infantiles podemos suponer que arbitrar un deporte tan rápido y de tanto contacto como el Handball no puede ser una tarea sencilla.
Pero que sucede si además de ser complejo, de que el ambiente no lo hace fácil el mismo reglamento conspira contra el arbitro, éste termina siendo un quijote contra los molinos de viento, ya que ni las mismas reglas lo ayudan.
En el reglamento del Handball hay demasiadas cosas que son interpretativas, y obviamente cada arbitro al ser una persona diferente lo interpreta diferente, parece muy complicado tomar un criterio claro sobre determinadas situaciones. El juego pasivo ¿por qué no un reloj? A cambio de eso ahora le agregamos al árbitro que debe contar los pases, o sea ante la señal de juego pasivo el árbitro debe estar viendo la pelota, que los jugadores no se peguen sin la misma, las faltas técnicas y además contando los pases, ni hablemos si hay dos mixtas y debe monitorear esas situaciones tan particulares «che pero ya hicieron 4!!!» gritarán del banco, «pero si Juancito la tocó dos veces». Me parece que así no, que hay que facilitarle las cosas, no complicárselas.
Las faltas tampoco son absolutas «según el efecto que produzcan» es uno de los tips a los que debe atender el colegiado, y está clarísimo que un empujón no tiene el mismo efecto ante un jugador de 40kgs que sobre uno de 130kgs, si bien el empujón puede ser el mismo ¿es posible medir la fuerza in situ? ¿en medio del partido? ¿Si soy más grandote está bien que me peguen más porque genera «menos efecto»? En estos casos el criterio debería ser absoluto, si no el árbitro debe estudiar puntillosamente a cada defensor y a cada atacantes ANTES de cada partido para preveer que efecto puede producir el contacto entre ambos.
También hay dos tipos de sanciones que me llaman la atención, y me llevan a pensar que «inconcientemente» el mismo reglamento prevee la complejidad de arbitrar y prepara sanciones específicas ante las protestas. La cuarta tarjeta amarilla, potestad solamente del entrenador no existe en ningún otro deporte, en los demás las sanciones por protestar (que por supuesto existen) son iguales, en el Handball entendemos en la previa que el entrenador va a protestar y entonces le guardamos una 4ta amarilla, que puede recibir incluso en el minuto 59 de juego, me llama poderosamente la atención.
Otras veces nos llenamos la boca hablando sobre como en el Rugby la palabra del árbitro es sagrada, no estoy de acuerdo en ese concepto, creo que lo TRASCENDENTAL es no faltar el respeto, pero pedirle a un jugador/entrenador que no proteste ninguna situación a lo largo de 60 minutos donde se juega muchas cosas es prácticamente ridículo, de hecho a nivel mundial vemos como los grandes popes desde el banco protestan, y el arbitro lo toma con naturalidad, tampoco va corriendo al banco a decirle ampulosamente «a mi no», son cosas del juego, siempre y cuando reitero se mantengan las formas de respeto y buenos modos ¿está mal consultar un fallo? ¿está mal expresar una opinión? ¿es el árbitro un ser místico al que no se le puede decir nada? No creo.
La otra sanción que me sorprende es la de 2 + 2, una sanción que sólo se utiliza cuando el jugador es sancionado y sobre ese fallo protesta. O sea si el defensor empuja al lateral y acto seguido golpea al central en el rostro (ventaja mediante) se va dos minutos, pero si hace un mal cambio y le protesta al arbitro sale dos minutos, más otros dos minutos. ¿se castiga más duramente la protesta que la agresión? Creo que a esta altura está claro que es mucho pero quedarse con 4 jugadores por dos minutos que con 5 durante 4 minutos, el daño podría ser casi irreparable a nivel del resultado del partido. Ni tocaremos el tema de cuando el árbitro se equivoca en una exclusión y ante la protesta del jugador lo vuelve a excluir, entiendo que no sucede a menudo y menos a nivel mundial.
En categorías formativas al árbtiro se lo carga de una responsabilidad tremenda como la de ver, entender y sancionar los sistemas defensivos. Uno podría pensar, no hay ninguna necesidad de que un entrenador haga trampa al plantear un sistema defensivo, por ejemplo en lugar de 4:2 defender 4 atrás y dos personales arriba, sin embargo sucede. Y el árbitro que en categorías formativas también se está formando no sólo debe conocer el reglamento si no también debe saber de táctica, prácticamente al nivel de los entrenadores puesto que entender un sistema defensivo y tener tips sobre su funcionamiento requier un estudio y una experiencia importante (por ejemplo ver si en el 3:3 hay cambios de marca en la primera línea o no). Parece una tarea demasiado ardua para un principiante.
Escuchamos a menudo en nuestro ámbito de competencia «no hay árbitros» «faltan árbitros» «son demasiados partidos y demasiadas canchas» ¿en otros deportes pasa lo mismo? ¿Faltan árbitros de Basquet o Voley? Realmente no lo se, pero poner a dirigir a chicos que han hecho un cursito intensivo tampoco parece ser una solución atinada, corremos el riesgo de que se encuentre con una realidad dura, o que se desilusione y abandone el arbitraje para siempre. Promocionar el arbitraje de Handball como «una opción con salida laboral» tampoco suena muy feliz, así hay estudiantes de Educación Física que jamás han visto una pelota de Handball y se hacen el cursito, luego no son capaces de comprender nada de lo que sucede, porque está claro que para tomar parte como árbitro o como entrenador es condición INDISPENSABLE haber jugado, no haber juagado bien, ni haber sido una estrella, simplemente haber experimentado ponerse los pantaloncitos cortos, saber como es que te peguen en la cara, que te hagan un penal y la ventaja que sacás si hacés más de tres pasos, caso contrario es imposible interpretar las reglas de juego.
Yo vuelvo a insistir que hasta Menores debería jugarse con un arbitro provisto por el equipo local, un jugador Junior o dos que conduzcan un partido sin tablero donde la competencia pase por realmente aprender a jugar y no por salir campeón o último. De esa forma no hay presiones, no hay finales del mundo y de paso se detectan a aquellos futuros árbitros.
Claro que este es un tema en el que opino solamente como participante, no es el arbitraje mi especialidad, pero los invito a compartir y debatir, quizás podamos acercarnos a una situación mejor.
Bruno Ferrari
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Papá baboso, esposo enamorado, extremo derecho y entrenador de Handball. Disfruto mi familia y mi trabajo. Enfermo del Balonmano.
Máster en horno de barro y parrilla.
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